Roberto de Vicenzo
Cuando arribó de jovencito a Ranelagh, vivió en
el Club de Golf donde conoció a Delia, su esposa.
"Ella ha sido una compañera fantástica que ha sabido cuidar a los hijos,
la casa y lo que yo producía", dice. También en Ranelagh nacieron
Roberto y Eduardo, sus hijos.
Hoy es uno de los deportistas argentinos más reconocidos de toda la historia;
aquí obtuvo 55 campeonatos, 76 grandes premios y más de 90 torneos en Estados
Unidos, Europa, Centro y Sudamérica. También ganó 5 títulos mundiales, entre
ellos, el Abierto de Inglaterra (1967).
Jugó con personalidades destacadísimas como Eisenhower, Nixon, el duque de Windsor, Nat "King" Cole, Bob Hope, Bing
Crosby o Sean Connery. En
tanta vuelta al mundo, fue tentado para instalarse en otro sitio, pero
siempre volvió a Ranelagh.
En el golf se respetan los reglamentos a rajatabla. "Es suficiente que
uno cometa un error para que todo se derrumbe", puntualiza y recuerda
que detrás de cada trofeo hay una historia de trabajo.
El abrió el camino para ese deporte en la Argentina, donde inicialmente era
jugado solo por ingleses varones y en lugares exclusivos. Después tuvo más
difusión, de la que él formó parte. Más tarde incursionaron las mujeres.
"Todavía los sábados y domingos, ellas no pueden permanecer aquí -dice
aludiendo al Club- pero no por restricción, sino
por cortesía. Es porque el jugador que pierde en este juego, a veces dice
palabras subidas y es preferible que las damas no las oigan".
Su trayectoria profesional, iniciada como medio de vida, está ligada
estrechamente a la entidad, que conserva fotografías, trofeos y
reconocimientos. Desde 1998, cuando él cumplió 75 años, allí se juega la Copa
que lleva su nombre. Es -sin dudas- parte de su hogar.
Cuando un incendio destruyó las instalaciones del Golf Club
de Ranelagh, sintió tristeza "porque se quemaban cosas que yo llevaba
adentro. Después comprendí que algunas mejoras, no se hubieran hecho si no
hubiese sido por el incendio", acota.
Galardones y honores internacionales le han sido dados por sus méritos
deportivos y también por su conducta. En reconocimiento por ello, el Gimnasio
Municipal de Berazategui lleva su nombre.
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