Historia Personajes El Vidrio Educativos Conozcanos Cultura Imágenes

 

 

Gioconda Bertoia

Julieta Lanteri

Berdyszak

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Gioconda Bertoia

Gioconda Bertoia (1910-1987), nació en Udine, Italia y llegó a la Argentina a los seis años. Desde los doce padeció una parálisis que la obligó a permanecer postrada en una silla de ruedas y le ocasionó varios trastornos, pero no le impidió desarrollar una vasta actividad literaria.

Apoyó iniciativas culturales y publicó muchos de sus trabajos en ediciones propias que distribuía entre familiares y amigos. Su casa de Berazategui (Buenos Aires) fue el centro de serenatas, tertulias culturales y encuentros amistosos.

Colaboró con medios de prensa como El Argentino y El Día, de La Plata; La Nación y La Prensa, de Buenos Aires y publicaciones de Uruguay, Nicaragua, Costa Rica, Cuba, Méjico, Brasil y Gran Canaria.

Su rúbrica está en el Museo Internacional de Firmas de Las Palmas (G. Canaria). Obtuvo la Faja de Honor de la SEP (1965); el 1º Premio de la Sociedad Interamericana de Escritores (1966) y una Mención Especial del Instituto de Cultura Americana (1971), entre muchísimos reconocimientos. Fue miembro honoraria de la Academia Hispanoamericana de Costa Rica (1959); de la Academia de Letras de Paestum, Salerno (Italia); del Ateneo "Amantes de la Luz" de la República Dominicana, de la Sociedad Gaucha "Jumare Rofole" de Uruguay, y de entidades argentinas.

En su homenaje, dos bibliotecas llevaron su nombre, igual que el Teatro Libre Gioconda y la Peña de la Amistad (que funcionó en su domicilio). También una calle, la 154 A de Berazategui, está nominada como Gioconda Bertoia, en su memoria (Ordenanza 1889/90).

QUERIDOS PROTAGONISTAS, la recuerda con algunos versos amorosos de "Biografía", que dicen:

Tras de liar las gavillas
y alzar en punta las parvas,
llevar el grano al granero
y echarles pienso a las vacas...
me puso al mundo mi madre,
en una aldea de Italia.

O los muy vigentes de "Noche larga":

Tres reinas con sus cortejos
de sombras y de fantasmas,
en ancas de sus jamelgos
deambulan por Nicaragua.

El hambre tras de sus velos
asoma su faz escuálida
y el sol del apocalipsis
chamusca sus carnes magras

Exhausta de vida y sueño
a solas yace Managua.
¡Qué mustias lucen sus ropas!
¡Qué blancas lucen sus nalgas!

Hay llagas en su epidermis
y fuego en sus sienes pardas
bostezan de horror y espera
las bocas de sus sandalias.

Un río de sangre y lodo
discurre su voz macabra
por un pedregal de ruinas
la historia de sus dos aguas.

¡Ay niños de Suramérica!
¡Ay niños de Nicaragua!
¡El rey de las fuerzas ciegas
dispuso una noche larga!

Gioconda Bertoia

 

Julieta Lanteri, 1º Votante Sudamericana


Retrato de la
Dra. Lanteri




Caricatura aparecida
en la revista
Caras & Caretas

Julieta Lanteri (1873-1932) llegó a la Argentina siendo muy pequeña. Su familia se afincó en La Plata, donde ella eligió estudiar en el Colegio Nacional, el único que habilitaba para el ingreso a la Universidad.

Optó por la Medicina, una profesión vedada a las mujeres y tuvo que tramitar un permiso especial ante el Decano, Dr. Leopoldo Montes de Oca, para poder estudiar. De allí egresó siendo la quinta médica recibida en nuestro país. Con la primera, Cecilia Grierson, fundó la Asociación Universitaria Argentina.

Integró, en 1906 el Centro Feminista del Congreso Internacional del Libre Pensamiento que se hizo en Buenos Aires, junto a Alicia Moreau, Sara Justo y Elvira Rawson. Un año después se le negó la adscripción a la Cátedra de Enfermedades Mentales por ser italiana. Gestionó, entonces, la carta de ciudadanía, que le fue conferida en 1911 (la segunda otorgada en Argentina). Solicitó su empadronamiento y en las elecciones para la renovación del Concejo Deliberante de Buenos Aires, votó el 26 de noviembre de ese año. El Dr. Adolfo Saldías, presidente de mesa, la felicitó, orgulloso por haber firmado la boleta de la primera sufragista sudamericana.

Las autoridades negaban el voto a las mujeres, porque el empadronamiento electoral se basaba en el empadronamiento militar. Nada lenta, Julieta Lanteri se presentó ante registros militares de Capital Federal, solicitando ser enrolada. También acudió al Ministro de Guerra. ¡¡Era todo un atrevimiento!!

 

 

En 1919 fue postulante a una banca en el Parlamento, convirtiéndose en la primera mujer candidata. Ese año en la Plaza Flores se produjo un simulacro de votación callejera (el primero), encabezado por ella. Congregó unas dos mil personas, lo que llamó la atención de feministas neoyorkinas, que analizaban la situación local de la mujer. Después, el Socialismo incluyó una dama en su lista.

Siguió adelante y fundó el Partido Feminista Nacional por el que fue postulada a legisladora en varias oportunidades. En 1924, año en que triunfó el Dr. Alfredo Palacios, ella siguió en cantidad de votos obtenidos. No fue poca cosa.

Los principios de su partido se incorporaron a partidos nacionales en San Juan y Mendoza. Previó golpes totalitarios en Sudamérica, disertando en la UNLP y se entrevistó con el Dr. Marcelo T. de Alvear para comentarle alternativas antiautoritarias. Bregó por derechos y mejoras laborales femeninas e infantiles. Fue incansable, original y valiente.

El sospechoso accidente de un auto marcha atrás, que la golpeó mortalmente el 23 de febrero de 1932, terminó con su lucha, pero no con su memoria. Dejó un rico anecdotario personal y un legado de mujer singular.

 

Berdyszak, El Escultor del Vidrio


ENSUEÑO DE CHOPIN,
una de las piezas más bellas surgidas
de la inspiración de Berdyszak.



MASCARA,
considerada la primera escultura
en vidrio, realizada con cincel de vidia.


GIUSEPPE CLINANTI,
cabeza que está en Italia.

Don Félix Berdyszak nació en Poznañ, Polonia (12-11-1909), desde donde salió a los treinta años, movilizado como prisionero de guerra, hacia campos de concentración rusos. En los ocho años de destierro que siguieron, afirmó sus convicciones católicas, porque había rogado a Dios no verse en la alternativa de matar para vivir. Y sobrevivió sin atravesar esa instancia.

Pasó luego a Persia, Irak, Irán, Tierra Santa, Egipto, Italia e Inglaterra. Durante la guerra, en los ratos de ocio, se entretuvo tallando madera o modelando con lo que podía. Años atrás se había deslumbrado viendo modelar a un primo suyo y había sentido el deseo de hacer algo que produjera en los demás, la misma conmoción que a él le había producido esa visión. La construcción de los juguetes propios y ocho meses en las clases del profesor Jan Wyscki en la Escuela de Bellas Artes de Poznañ, eran los únicos antecedentes de aprendizaje artístico. Antes había sido agricultor.

Llegó a Argentina en julio de 1947. Y desde el Hotel de Inmigrantes hasta ingresar a Cristalerías Rigolleau para trabajar como modelista mecánico, solo mediaron días. En esa empresa sintió otro gran deslumbramiento al ver apilados unos bloques de vidrio de colores. "¡Qué bel materiale per fare la scultura!", pensó. Aún no había aprendido el español y se hacía entender en italiano. Por esto, sus compañeros le llamaron Felice.

Poco después empezaron sus experimentaciones con el vidrio, simultáneamente con la confección de herramientas que le permitieran esculpirlo. No tallar, ni soplar, ni grabar, sino esculpir.

Esto ocurrió en el Ateneo Rigovisor, escuela de enseñanza de la cristalería, que el 10 de abril de 1948 vio terminada la "Máscara", primera pieza en vidrio surgida de las manos de Berdyszak. Causó sensación, porque hasta entonces no se tenían noticias de la técnica que él había empleado. Le siguieron "Berenice", "Washington", "San Martín", "Juan Maiza", "Poliedro" y "El soplador", este último un bajorrelieve.

Al Ateneo concurría la hija de un gerente de la firma: Teresa Peterín, con quien Felice se casó en 1953 y formó su familia, que integran cuatro hijos y nietos. Comparten hasta hoy el gusto por el arte y todavía se acompañan -ella en piano y él en violín- en algún deleite musical.

Después realizó otras piezas en vidrio: "Ensueño de Chopin" (1955), "Giuseppe Clinanti", busto encargado por la familia Gancia; Beethoven" y otro "Poliedro".
De sus manos también surgieron una placa con la cabeza de "Gastón Rigolleau", en relieve (bronce 1950); el "Homenaje a la madre" (cemento, 1954) y un busto de "Sarmiento" (cemento 1977).

Cuando Karol Woytila visitó Argentina en 1982 como Papa Juan Pablo II, recibió a Berdyszak y vio el busto de "Maximiliano Kolbe" en vidrio, como demostración de la actividad de sus compatriotas en nuestro país.

Algunos reconocimientos, notas en revistas nacionales y extranjeras y una importante mención en el "Who's who" de Polonia, editado en el 2000, testimonian el valor de las obras de este artista que se enamoró de un material que lo hizo trascender, y de una mujer que lo retuvo para siempre en esta tierra, donde concibió sus obras y desde donde se ha proyectado.